Me miro con la sonrisa de siempre. Siempre estaba sonriendo, sea por lo que sea, y por cualquier motivo. Fui hacia él con un paso tranquilo. Tranquilo en sentido relativo. Yo creo que voy tranquila, pero a lo mejor solo lo creo...
El me mira, y su sonrisa se amplia si puede ampliarse más aún.
-Hola.-Me dice sonriendo cuando llego a él.
-Hola.
-Estas roja.
Le encanta hacerme rabiar con eso.
-Seguramente.-Le respondo con indiferencia. Su sonrisa vuelve a ensancharse.-¿Te puedo preguntar algo?
Su sonrisa desaparece a pesar de que yo sigo sonriendo. Sus ojos ahora parecen excesivamente grandes. Me mira como para intentar leerme la mente, ¡como si fuese un libro abierto!
-Claro Caty.
-Catalina.-Le corrijo yo. Su sonrisa vuelve a aparecer con sus preciosos hoyuelos.
Odio que me llamen Caty.
-¿Por qué estás siempre sonriendo?
-¿Lo estoy?
-Sip.-Le respondo rápidamente. El frunce el ceño y me mira directamente a los ojos.
-No se. Es como mi manera de decirle al mundo que por más golpes que me de no podrá hundirme. O algo así.
¡Qué relato tan bonito! Me ha gustado bastante.
ResponderEliminarUn abrazo, Sara. :D
¡Gracias! Besos, Juancar ^^
EliminarHolaa :) sigo la iniciativa de seamos seguidores, te sigo!
ResponderEliminarte dejo invitada a seguirme en mi blog: belem-palma.blogspot.cl
Besos!!
Claro! Te sigo(:
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